Las actuales circunstancias políticas determinan la necesidad de que el Consejo Nacional Electoral (CNE), disipe el panorama con relación a los venideros comicios parlamentarios. Nunca está de más señalar la importancia que tienen las elecciones como mecanismo esencial al sistema democrático, ni, en este caso, la importancia que reviste la escogencia de los nuevos integrantes del parlamento. Por ello debe anunciar algunas decisiones imprescindibles, referentes a ciertas condiciones mínimas que deben gobernar tales comicios, pues, de lo contrario, dará pié a generar confusiones – de hecho, ya se están generando -, que atentan contra la normalidad política nacional.
La primera decisión, se refiere a la fecha en que tendrán lugar las elecciones parlamentarias. Se trata de una información igualmente necesaria, tanto para los actores políticos, como para los ciudadanos. Se trata, así mismo, de una información que le saldría al paso a la idea de que la demora del anuncio obedece a intereses políticos que, en ningún caso, deberían permear la actuación del CNE. Y se trata, por último, de una información que despejaría la inexplicable incógnita creada por la omisión en hacer pública una fecha que debería ser objeto de la programación ordinaria de las actividades del CNE y que ha creado un pernicioso campo fértil para especulaciones, incluida la posibilidad de que no se efectuasen los comicios, en virtud de ciertas condiciones políticas que podrían ser evaluadas como impedimento para su realización.
La segunda, se relaciona con la definición de las circunscripciones. El CNE debe pronunciarse al respecto y señalar cuáles van a ser, en definitiva, los cambios diseñados conforme a las estimaciones y proyecciones de población del Instituto Nacional de Estadística. Se trata de una tarea que debe hacerse de manera transparente, dejando en claro que las motivaciones que llevaron, en cada caso, a modificar determinados circuitos, preservan la equidad en el juego democrático.
Finalmente, la tercera decisión remite a la escogencia de los diputados al Parlatino y al Parlasur la cual, según afirmaciones de figuras importantes de la política – entre ellas la del propio Presidente del parlamento- , debería correr por cuenta de la Asamblea Nacional, en vez de ser el resultado del sufragio popular, de acuerdo a la experiencia del año 2010. De tomarse tal determinación, se estaría dando respaldo a una decisión que, evidentemente, desmejora la calidad de la democracia venezolana y entraña un retroceso en el derecho del pueblo a elegir directamente a quienes ostentan su representación.
Visto lo anterior, el OEV solicita al CNE despejar con prontitud los vacíos informativos con respecto a los tres puntos mencionados. El OEV estima que, con su silencio, el CNE no ayuda a la transparencia requerida en los procesos electorales de acuerdo a las reglas que gobiernan la democracia y no contribuye, en consecuencia, a la paz política del país en esta difícil coyuntura.
Caracas, 19 de abril de 2015.