Irán eligió abrirse al mundo

Elecciones presidenciales

Con baja abstención, este país de Oriente Medio y Asia Occidental se decidió por una diplomacia de puertas abiertas al reelegir a Hasan Rohaní para encabezar el Ejecutivo, la única institución liderada por moderados. Nunca antes un presidente ha fallado en la reelección para un segundo mandato, todos han tenido desde 1981 una segunda oportunidad.

Foto: Amir-Hesaminejad

A casi tres semanas de celebrarse las duodécimas elecciones presidenciales en Irán, desde el Observatorio Electoral Venezolano analizamos el funcionamiento de sus estructuras políticas de legitimidad dual, su sistema electoral y el impacto que los resultados pueden generar en el escenario mundial, pues se trata de un actor clave en el Medio Oriente que deberá superar los embates de sectores conservadores islámicos, así como la desconfianza de una pieza en occidente: Estados Unidos. Antes de entrar en materia electoral, hagamos algunas consideraciones breves sobre el sistema político iraní, quizás uno de los más complejos del globo por combinar elementos teocráticos y democráticos simultáneamente. La mayoría poblacional del país persa profesa el Islam como religión, específicamente la rama chiíta –minoría entre los musulmanes–, y como consecuencia, la vida política está dirigida por una mixtura de instituciones que dependen de sus líderes religiosos.

¿Teocracia o algo más?

La Constitución islámica contempla la separación de poderes –Ejecutivo, Legislativo y Judicial– y al mismo tiempo otorga a los clérigos chiitas mayor jerarquía sobre el resto del sistema, de manera que no recae todo el poder en la figura del Líder Supremo sino que crea mecanismos de debate y contrapeso para que las élites clericales y políticas diriman sus diferencias y alcancen consensos, evitando un desvío hacia el absolutismo personalista (Zaccara, 2009)1. Esta figura la ejerce desde 1989 el ayatolá Ali Jamenei, de 77 años, quien fue clasificado por la revista Forbes en 2016 como la 18a “persona más poderosa del mundo”2. Se trata de un “Estado represivo, una república islámica chií que de facto es una teocracia, donde el Líder Supremo ostenta un poder muy por encima del de los gobernantes elegidos en las urnas”. Así describe la estructura política la periodista Ivannia Salazar Saborío, especialista en género y cooperación, en un artículo reciente publicado en ABC de España3, donde estampó sus impresiones después de viajar a la ciudad capital Teherán. Ciertamente, el problema radica en que todas las estructuras bajo nombramiento son actualmente lideradas por los conservadores, mientras que las instituciones donde los miembros son elegidos en consulta popular –parlamento y concejos locales– se alternan de manos entre ambas posturas. La rama del Ejecutivo puede ser reformista moderada pero, en el fondo, presenta serias restricciones para hacer reformas significativas. No necesariamente todos coinciden con esta interpretación. En un análisis para el Centro de Estudios Internacionales adscrito al Senado de México, J. Enrique Sevilla explica que “aunque a primera vista el sistema político iraní podría considerarse una teocracia absoluta”, también “es verdad que a través del voto popular se eligen a los miembros de algunas de las principales instituciones”4. Efectivamente, el Líder Supremo goza de tener el puesto más importante del sistema, pero la institución que se encarga de su designación, control y remoción es la Asamblea de Expertos, un órgano conformado por 88 clérigos elegidos cada ocho años por sufragio universal directo.

Quien ejerce el cargo vitalicio de Líder Supremo designa al Jefe del Poder Judicial, a seis de los 12 miembros del Consejo de Guardianes, a los comandantes de las Fuerzas Armadas, oradores de los viernes en mezquitas y hasta directores de radio, televisión y universidades; además, dirige la política exterior y la seguridad nacional. Por otro lado, el Presidente –elegido por voto popular–hace cumplir la Carta Magna, aplica las políticas públicas y administra el gobierno, por lo que designa a los 22 ministros del gabinete para luego ser aprobados por el Parlamento. No puede permanecer en el cargo más de dos periodos consecutivos.

Candidaturas bajo la lupa

Seis religiosos y seis juristas conforman el Consejo de Guardianes, una especie de Cámara Alta parlamentaria. Como lo mencionamos anteriormente, los primeros son nombrados directamente por el Líder Supremo, mientras que los seis restantes son seleccionados por el Poder Judicial y aprobados por la Asamblea Consultiva Islámica (ACI), institución electiva que funciona como una especie de Cámara Baja legislativa y que cuenta con mayor grado de representatividad: 290 legisladores (285 elegidos por representación territorial y los otros cinco representantes de minorías religiosas), elegida cada cuatro años. Dos cuerpos están encargados de administrar las actividades relacionadas con las elecciones en Irán: el Consejo de Guardianes y el Ministerio del Interior. El primero tiene autonomía para supervisar elecciones presidenciales, legislativas y locales –incluyendo referendos y otras consultas populares– y establecer políticas para la conducción comicial. Sus 12 miembros autorizan todas las candidaturas de los que se postulan para las presidenciales y las parlamentarias (ACI). El ministerio implementa las operaciones electorales. Irán es un sistema mayoritario a dos vueltas, es decir, se proclama ganador el candidato que obtenga la mitad más uno de los sufragios. Si ninguno alcanza la mayoría absoluta, se realiza una segunda vuelta a la que sólo accederán los más votados. Es común que varios candidatos se retiren antes del evento electoral y den su apoyo a una de las opciones que va punteando. Conocido el vencedor, el Consejo de Guardianes ratifica su triunfo y el nuevo Presidente acepta el cargo en el Parlamento.

Cada candidato presentó su postulación al Ministerio del Interior de forma individual para que, posteriormente, sus candidaturas fuesen revisadas por el Consejo de Guardianes. Un total de 1.636 iraníes se presentaron a las presidenciales del 19 de mayo, de los cuales apenas 137 eran mujeres (8,37%)5. Solo seis hombres pasaron los filtros (artículo 115 de la Constitución): ser personalidades políticas y religiosas de nacionalidad iraní; administradores experimentados; con buenos antecedentes; ser dignos de confianza, virtuosos y comprometidos con la fe islámica chiita duodecimana. Todos deben registrarse a título individual porque en 1983 los partidos políticos fueron disueltos y prohibidos. En 1999 surgieron algunas asociaciones de clérigos que, más tarde, crearon facciones personales y, aunque la oferta electoral sigue estructurándose en torno a estas asociaciones, no participan bajo el concepto occidental de “partidos”. Los admitidos tuvieron 20 días para hacer campaña, lapso en el que dos de los seis candidatos terminaron por retirarse. Durante esta etapa, que arranca tras la publicación de la lista de candidatos aprobada, se prohíbe insultar a los candidatos rivales, que miembros del Gobierno muestren apoyo por algún candidato o destruir propaganda electoral. Para las presidenciales, el Consejo de Guardianes crea un Comité Central de Supervisión (CSC) compuesto por siete miembros elegidos por mayoría absoluta. Este organismo es responsable de monitorear todas las etapas del proceso, también debe nombrar a los supervisores electorales para cada condado. Estos supervisores son responsables de vigilar y reportar infracciones o delitos menores.

Ficha electoral

¿Quiénes pudieron votar? Todos los ciudadanos iraníes mayores de 18 años, incluidos los que viven en el extranjero, pudieron ejercer el derecho al sufragio de forma voluntaria para las presidenciales, mientras que para las municipales solo los que viven en el país. Irán no tiene un sistema de registro de votantes, los ciudadanos pueden acudir a cualquier mesa de votación siempre y cuando presenten su tarjeta nacional de identificación. En realidad y de acuerdo a la ley, para las elecciones presidenciales o parlamentarias los votantes deben ir a la mesa asignada a su dirección de al menos seis meses, pero en la práctica, las mesas electorales no rechazan al votante en base a su domicilio de residencia. La votación fuera del país se realiza en consulados y embajadas. La Oficina de Elecciones es la encargada de compilar el número de votantes usando información proporcionada por: el Centro Estadístico de Irán; la Oficina Civil y de Registro; y expertos estadísticos en oficinas gubernamentales de las 31 provincias iraníes. Esta vez fueron convocados 56,4 millones de electores para acudir a alrededor de 55.000 colegios electorales, incluyendo 132 centros en el extranjero, para las presidenciales y 65.000 para las municipales. El día de las elecciones el personal debe estar al menos una hora antes de que abran los centros. Las estaciones de votación están operativas durante 12 horas: de 8:00 de la mañana a 8:00 de la noche, con una extensión de los lapsos de votación si se justifica por la asistencia. Para votar los electores deben escribir de su puño y letra el nombre del candidato, así como el código de la candidatura de quien conceden el voto.

Tan pronto culmine el proceso inicia el conteo manual de votos en las mesas electorales, ejecutado por los miembros de los comités de elección ejecutiva; a excepción de esta última elección, en la que al menos 13.000 centros estaban equipados con equipos electrónicos. Para contar los votos digitalmente solo se permitió que ciertas figuras estuviesen presentes en ese momento (los comités de mesas electorales, los representantes del Consejo de Guardianes, el gobernador y los agentes del candidato). Ni el público general ni los observadores internacionales están autorizados a supervisar oficialmente las elecciones. En cambio, sí se permite a representantes de los candidatos –una especie de testigos– que estén presentes durante el conteo. Dada la inexistencia de registro electoral se abre la posibilidad de fraudes electorales, como ocurrió por ejemplo en las elecciones de 2009. En aquella oportunidad, las acusaciones de trampa sugerían que se habían contabilizado más votos que habitantes. Los únicos controles para evitarlo son un sello en el carnet de elector y la huella de tinta indeleble.

La conquista del moderado

Tras vencer a tres rivales conservadores con el 57% de los votos6, resultó electo para un segundo mandato Hasan Rouhaní, un clérigo moderado de 68 años que estudió derecho en el Reino Unido y limitó la contienda entre mayores libertades versus extremismo. Los resultados fueron anunciados por el Ministerio del Interior un día después de las elecciones. Respaldado por los reformistas, aquellos que inundaron con protestas las calles de Teherán en 2009 con el llamado Movimiento Verde y que dieron su voto para que el presidente reelecto trabaje para la puesta en libertad de su líder Mir-Hosein Musaví –en arresto domiciliario desde febrero de 2011–, Rouhaní capitalizó el voto de mujeres, jóvenes, intelectuales y del sector privado que depende de la apertura al exterior para hacer negocios. De ahí que sobre el morado de su campaña también estuviese el color verde. Un aventajado Rouhaní recordó a los votantes que fue el protagonista de la firma del acuerdo nuclear en 2015, permitiendo que Irán saliera del aislamiento –importando medicamentos o mejorando la velocidad de internet–. Algunas interpretaciones previas a los comicios indicaron lo contrario, alegaron que su popularidad descendió porque un alto porcentaje de la población no notó mejoras en su nivel de vida tras el acuerdo con occidente (Jahanbegloo, 2017)7. Entretanto, el discurso conservador de Ebrahim Raisí atrajo a sectores religiosos fuera de las ciudades grandes y a la clase trabajadora, sobre todo con dos de sus promesas electorales: un subsidio equivalente a 67 dólares americanos mensuales en efectivo y la creación de un millón de empleos (Espinoza, 2017)8. A pesar de la buena salud que parece tener el Líder Supremo, su relevo será inevitable más pronto que tarde, asunto que probablemente influyó en los comicios. Quien presida el país llegado el momento podría influir en la elección del sucesor o, incluso, dado que el vencedor es clérigo, aspirar al puesto. Si bien el conservador Raisí –figura poderosa entre los religiosos y judiciales– recibió apoyo implícito de Jamenei, refugiado en un velo de neutralidad, no fue suficiente para ganar la carrera electoral. Es probable que Irán mantenga el diálogo abierto con Asia y Europa, al tiempo en que firma nuevos acuerdos económicos con quienes han esperado el levantamiento de las sanciones, pero teniendo a Estados Unidos como fuerte detractor bajo acusaciones de “patrocinar el terrorismo”. Después de la gira presidencial de Donald Trump, cuyo primer país de aterrizaje fue Arabia Saudita, el republicano busca una nueva alianza con los musulmanes suníes en los países del Golfo Pérsico y sus satélites –como Egipto–, plan en el que Irán figura como extremista. El gobierno venezolano de Nicolás Maduro se encuentra entre los aliados del presidente ratificado, ambos integrantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep) y del Movimiento de países No Alineados (Mnoal). El listado de los amigos de Teherán lo completan también Bashar Al Assad de Siria, los hutíes en Yemen, la milicia chií Hezbolá en Líbano, algunas facciones palestinas en la Franja de Gaza y los grupos chiíes en Irak. En el próximo boletín analizaremos las elecciones del Reino Unido, pautadas para el 8 de junio.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:[1] Zaccara, L. (2009) “El sistema electoral de Irán: los límites del cambio”. Centro de Estudios Internacionales para el Desarrollo. Consultado el 3 de mayo de 2017[2] Forbes (2016). The World’s Most Powerful People. Consultado el 27 de mayo de 2010[3] Salazar, I. (mayo 28, 2017) El Irán del que no nos hablan. ABC, internacionales. [4] Sevilla, J. (2017) “Elecciones legislativas en Irán resultan en triunfo político para la facción reformista liderada por el Presidente Hassan Rouhani”. Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques del Senado de la República. [5] Espinoza, A. (mayo 17, 2017) Cinco cifras para entender las elecciones iraníes. El País internacional. [6] Election Guide, democracy assistance & election news. International Foundation for Electoral System (IFES). [7] Jahanbegloo, R. (mayo 18, 2017) Rohani, la mejor opción para el régimen en Irán. El País internacional.[8] Espinoza, A. (mayo 16, 2017) Irán se pronuncia sobre su apertura al mundo en las presidenciales. El País internacional.[9] Middle East and North Africa International Foundation for Electoral Systems (2017). Elections in Iran 2017. Presidential and Municipal Elections: Frequently Asked Questions