OEV: “¡Mucho gusto!”

Con ganas de hacer observación electoral nacional, y con más ganas de hacerlo desde la independencia y la imparcialidad, vimos luz el 31 de julio de 2012. Acordamos entonces un compromiso de equipo a través de una organización no gubernamental que llamamos Observatorio Electoral Venezolano (OEV, en confianza).

La idea de promover una nueva organización de observación electoral venezolana no partió de cero. Varios de sus promotores iniciales habían participado anteriormente en actividades de observación electoral, principalmente en otra organización de observación electoral, Ojo Electoral, que, en 2011, año en que no hubo elecciones en Venezuela, decidió disolverse.

Ilustración: Walther Sorg

En nuestros primeros 10 años de trabajo hemos hecho observación electoral de tres elecciones presidenciales (2012, 2013 y 2018), tres elecciones regionales (2012, 2017 y 2021), cinco elecciones locales y/o de concejos municipales (2013, 2014, 2017, 2018 y 2021), dos elecciones parlamentarias (2015 y 2020) y fijado posición sobre una elección de Asamblea Constituyente (2017). Igual hicimos con dos intentos de promover la convocatoria de un refrendo revocatorio presidencial adelantado por diversos sectores del país (2016 y 2022), con la consulta del 16-J (2017) y con la validación de partidos políticos (2018).

Nos ha pasado que levantemos la voz para advertir lo que algunos puedan estar haciendo mal, y que eso nos cueste etiquetas, como si fuésemos de la fracción contraria. La verdad es que no somos ni de unos ni de otros; solo buscamos promover la libertad, equidad, transparencia y confiabilidad del sufragio para el desarrollo y resguardo de la democracia en Venezuela.

Empezamos con grandes esfuerzos por observar la jornada electoral. El gran día. Pero más recientemente abrimos la mirada a los procesos completos. Hemos entendido que los procesos electorales son eso, procesos, en los cuales el día mismo de la elección es medular, pero no es único. Por ello en las elecciones más recientes observamos desde la campaña y hasta las auditorías posteriores. Varios meses.

Hasta las parlamentarias de 2015 éramos una de las cinco organizaciones de observación electoral nacional acreditadas por el Poder Electoral. Cuando se redujeron estos espacios, a partir del año 2017, nuestro trabajo ha sufrido limitaciones, pero nunca lo hemos visto como un impedimento para continuar haciendo observación independiente con criterio técnico.

¿Quieres saber cómo lo hacemos? Entonces tienes que conocer a la red.

Observar, registrar y transmitir… esto, durante la jornada de votación. Defender, investigar, divulgar, formar, conectar y relacionar… son los objetivos a lo largo del proceso electoral.

Estos pudieran ser los mantras de los coordinadores regionales y de los observadores. Unos y otros constituyen la esencia viva del OEV. Una red que se configuró en 2012, con el apoyo de organizaciones amigas que nos aportaron contactos y, llamada tras llamada, desde Caracas llenamos los espacios hasta tejer un tapiz realmente nacional.

Entre uno y dos coordinadores regionales por estado, contamos con 28 pares de ojos del OEV en toda Venezuela, desde el Zulia hasta el Delta. Cada coordinador en cada región dirige el trabajo de los observadores a su cargo, y estos han llegado a ser desde 300 y hasta 700 en distintos procesos electorales. Este es nuestro distintivo.

En simultáneo observan, registran y transmiten. Su labor, desplegada por todos los estados, hace que el OEV sea una organización realmente nacional.

Unos chamos y… eso sí, todos jóvenes de corazón; más mujeres que hombres, como en la vida misma; varios de ellos entregados a la carrera educativa; y perseverantes en esto, porque muchos son los mismos desde hace rato, desde el día uno. Si pudiéramos ofrecer un por qué de esto último, diríamos que, con mucha mística, quieren mantener un aporte genuino a una Venezuela extraordinariamente polarizada y, últimamente, sumida en la onda de antipolítica; ambos, virus contra la salud democrática.

Y aquí, justo en esto, aflora la mayor riqueza de nuestra red de observación: la conforman profesionales venezolanos de todas las tendencias políticas, pero uniformados en su sentido de compromiso y pertenencia con el OEV. La diversidad de pensamiento en nuestro seno nos ha permitido ser una mejor organización, confiar unos con otros, establecer relaciones de colaboración, demostrar que podemos ser un oasis de debate sano y respetuoso en medio de un contexto tan espinoso.

Ellos no están solos. ¿Hablamos del equipo?

El mismo compromiso de la red nacional de observación se extiende hasta el equipo central del Observatorio Electoral Venezolano. Lo conforman profesionales de diferentes disciplinas y expertos en el área electoral, en sintonía con asesores externos. Son ellos, desde las oficinas en Caracas, quienes mantienen en movimiento nuestra organización.

El entrenamiento empezó paulatino, pues en sus comienzos se reunían solo para los distintos procesos electorales. El crecimiento estratégico de la organización ha ido convirtiendo su labor en una más permanente, hasta meterse en su cotidianidad.

Desde la administración hasta la coordinación nacional de la red de observación, todos coinciden en que, para trabajar aquí, hay que querer el OEV y creer en el OEV. Lo han asumido como un compromiso, una escuela y una plataforma. Esta gente ama lo que hace.

Y como por sus frutos los puedes conocer más, ¿te enseñamos sus principales logros?

En el OEV hemos demostrado a lo largo de nuestra trayectoria cómo personas de distintas posturas políticas y de diversas regiones geográficas pueden trabajar en equipo, para buscar que las elecciones de una nación funcionen como debe ser.

También en el OEV nos sabemos contribuyentes del registro sistematizado y metodológicamente bien organizado de los hechos electorales en la historia contemporánea nacional.

Con informes y bibliografía propia, aportamos una memoria sobre el comportamiento del sistema electoral venezolano, abierta a todos quienes deseen estudiar el tema. Y esa memoria, sostenemos, está dotada de un criterio imparcial y despartidizado. Así, el OEV ha podido validar unos comicios y objetar otros, aunque esto nos haya expuesto a la crítica polarizada.

Nuestra relación con otras organizaciones internacionales de observación que reconocen nuestro trabajo, así como su presentación ante instancias multilaterales, han sido vehículo de divulgación de los hallazgos del OEV. En contextos de dificultad, hemos ido abonando un protagonismo propio.

Que la observación electoral nacional, que es vitamina para la democracia, continúe abriéndose el espacio natural que le corresponde dentro del sistema político, ese es uno de nuestros propósitos.

¿Coincidimos contigo? Hagamos que suceda.